Un día de silencio: Contudente paro general

por Luis Bruschtein

Fue un día de silencio, sin el rumor de gente en la calle, sin motores dando vuelta a la esquina, sin el trueno de ininterrumpido de los colectivos, el barrio fue la expresión de un paro masivo, mucho más que los dos anteriores que se hicieron durante este gobierno y los anteriores con los gobiernos kirchneristas. Silencio y vacío. Algunos comercios de comida anunciaron el día anterior que no abrirían, algunos en tono militante porque son víctimas de las políticas de ajuste y otros por fuerza mayor. El silencio y las calles vacías se mantuvieron durante todo el día. Podría pensarse que a la tarde aflojaría el paro como sucedió otras veces, pero la medida de fuerza se mantuvo a rajatabla.

El Gobierno se desentendió, Jorge Triaca dijo que era un paro de dirigentes. Hijo de un tremendo burócrata millonario, se entiende que esa sea la única realidad que está en condiciones de ver. Lo real es que el triunvirato de la conducción de la CGT podría convocar a diez paros, pero si no estuvieran dadas las condiciones, la gente no pararía. La adhesión al paro de ayer excedió incluso al movimiento sindical y se extendió ampliamente a capas medias, a los comercios y a la pequeña y mediana empresa.

Con excusas elementales, acostumbrados a tratar a la gente como si fueran niños de nueve años, el ministro Rogelio Frigerio dijo que el paro se notó en los grandes centros urbanos, por la adhesión del transporte. Una pequeña mentira porque el presidente Mauricio Macri fue silbado y abucheado en Tandil por grupos de trabajadores desempleados que estaban realizando varios actos. Macri fue a visitar el hospital Debilio Blanco Villegas, en Tandil, que fue construido por una donación de su tío. Al mismo tiempo que destruye joyas tecnológicas en salud como el Hospital del Cruce, en Florencio Varela, y el Garrahan en la CABA, al mismo tiempo que anunció que dejará caer los hospitales de atención primaria que construyo el kirchnerismo en zonas humildes del Conurbano, no puede haber sido ser un acto más representativo de la vieja oligarquía que concebía a la atención en salud como  limosna y paternalismo y no como la ejecución de derechos elementales del ser humano.

Se dijo que el viaje a Tandil era de descanso. Gracias a ese viaje se supo que el paro tuvo un fuerte impacto en la ciudad. Y al salir del hospital de su tío, fue silbado y escrachado por una concentración de vecinos que empezaron a cantar el hit del verano MMLPQTP. El ministro Frigerio fue desmentido involuntariamente por la visita presidencial a Tandil.

En el barrio, abrió solamente la farmacia. Y si se le preguntaba a la señora que atendía, respondía desafiante que ella no creía en los paros, que aunque ella también pasabas por una situación difícil, nadie le podía decir lo que tiene que hacer. Seguramente siempre pensó así, como gran parte de las capas medias urbanas, pero antes tenían vergüenza de decirlo. Lo que logró la propaganda masiva de este gobierno en las redes y a través de la corporación de medios oficialistas fue sacar de las zonas más oscuras de las personas, estas expresiones de ultraderecha, individualistas y mezquinas. Es un gobierno de ultraderecha subido a la omnipotencia de su poder económico histórico. Cuando volvió de su viaje accidentado  por Tandil, se hizo grabar un video al entrar a la Casa Rosada. En un momento se acerca a la cámara y con una sonrisa sobradora dice: “Acá se trabaja”. Es el presidente que tiene más licencias por descanso que cualquiera de sus antecesores.

El día después, el diálogo con el gobierno, la actitud futura Hugo Moyano estuvieron entre las discusiones del activismo gremial. Los tres dirigentes de la CGT centraron sus exposiciones en la reapertura de las paritarias y en que el paro fue una expresión del fracaso del diálogo. A Macri le preguntaron por el días después y respondió: “Seguiremos como hasta ahora, con una mesa de diálogo con los gremios.” Moyano salió con los tapones de punta: “¿Para qué queremos el diálogo? ¿Para llegar como ahora? Parece un chiste”. Quedó allí plasmada la actitud futura de Moyano frente al gobierno. En medios sindicales se decía que después de cerrar su paritaria con el 25 por ciento, diez puntos arriba de lo que estipulaba el gobierno, Moyano aplacaría su enfrentamiento con Macri.

Pero es impresionante la forma en que los periodistas deportivos del oficialismo hicieron desaparecer a Daniel Angelici de sus comentarios. Todo el ataque por el funcionamiento de la Selección en el Mundial de Rusia está puesto sobre el Chiqui Tapia. Angelici, el verdadero poder en el fútbol, ni siquiera es mencionado por estos analistas “independientes”. La guerra se extendió a todos los niveles.

Moyano subrayó también que el paro fue contra el FMI. Y en la misma línea se expresaron Hugo Yasky y Pablo Micheli, de las dos CTA. Los dirigentes de la corriente federal combativa también pusieron el acento en las políticas de hambre del FMI.

La enorme masividad del paro. Su claro lugar opositor y las críticas de la m mayoría de sus dirigentes pone en soledad a los diputados del peronismo que no dieron quórum para discutir el acuerdo con el Fondo. El reclamo social, prácticamente desesperado, como siempre se hace sentir primero en los movimientos sociales. Y las representaciones políticas, los gobernadores, intendentes, diputados y senadores tienen que asumir el mensaje de esta medida de fuerza impresionante y dejar de lado pequeñeces y negociaciones mezquinas que perjudican a la gente que representan. (Página 12)